El valle del Duero puede parecer sereno desde la distancia, pero una vez sobre el terreno, es un mosaico de carreteras serpenteantes, pueblos en las cimas de las colinas y desvíos que merece la pena tomar. Aquí te explicamos cómo moverte sin perder el ritmo:
Orden de exploración: La mayoría de los visitantes empiezan en Peso da Régua o Vila Nova de Gaia, y luego siguen el río hacia el este. Esta ruta hace que el valle se despliegue de forma natural: pueblos, miradores y rincones escondidos se alinean a lo largo del camino.
Cómo desplazarse: No hay un servicio de lanzaderas que cubra todo el valle, así que los viajeros suelen alquilar un coche, subirse a los trenes regionales que abrazan las orillas del río o reservar tours de un día que enlazan los lugares más destacados.
Paseos y descansos: Prepárate para caminar mucho, sobre todo en los pueblos escalonados. Por suerte, muchos senderos y miradores ofrecen bancos o lugares sombreados para hacer una pausa.
Paradas para comer: Las rutas principales están salpicadas de pequeños restaurantes, perfectos para tomar una buena comida local antes de ir al siguiente mirador.